
Rafael García Zuazua fue el arcángel que logró la publicación del libro El Legionario, yo le hice una dedicatoria un poco ambigua debido a que él trabajaba en una empresa de gente fanatizada por Maciel y no podía hablar directamente de él. Por eso la dedicatoria de Arcángel Rafael, guerrero implacable, porque se batió para lograr la publicación de este libro, algo que nadie de mi grupo pudo hacer.
Estas son las palabras de Alejandro Espinoza, autor del primer libro testimonial que documentó los abusos del fundador de los Legionarios de Cristo y que marcó el inicio de la caída de Marcial Maciel.
Ante la resurrección del tema tras la presentación de un minidocumental de HBO sobre los escándalos de los Legionarios de Cristo, es importante destacar que fue un nigropetense quien se batió contra viento y marea para que el mundo supiera un secreto que El Vaticano ocultó por décadas para proteger a quien se hacía llamar El Recaudador de Dios, gracias a su hábil manera de conseguir recursos que hicieron de Los Legionarios la prelatura más rica y poderosa de la Iglesia Católica, por encima de Los Jesuitas y del Opus Dei.
Hablar de Marcial Maciel y de los legionarios de Cristo era un tema sumamente vedado en aquéllos años, inclusive habían antecedentes de que los Legionarios, y en especial Marcial Maciel, habían hecho de todo para evitar toda publicación, cualquier comentario que se hiciera sobre el tema, recuerda.
Verdades en la penumbra
No obstante, la censura y exponiendo su propia integridad, escribió una carta a los exlegionarios, entre ellos Alejandro Espinoza, que se habían atrevido a denunciar a Marcial Maciel y a quienes el 23 de febrero de 1997, el diario The Hartfort Courant les dio un espacio donde publicaron un artículo que llevaba por título Head of worldwide Catholic order accused of history of abuse.
En noviembre de 1998 –prosigue Don Rafael– leí una carta que estos hombres enviaron a Juan Pablo II y que salió publicada en Milenio como un anexo a la revista y que afortunadamente en dicha carta había una dirección, fue entonces que pude saber cómo ponerme en contacto con ellos, era la dirección de Juan José Vaca.
Y se hizo la luz
Fue entonces que Rafael García Zuazua Somonte pudo tener contacto con ese grupo de exlegionarios que luchaban por dar a conocer al mundo lo que ocurría en las más altas esferas del catolicismo, y que sus gritos desesperados no eran sometidos ante el poderío de su victimario.
Me fui sumando en una serie de acciones que tomamos. Me entrevisté con él en Tamaulipas, Alejandro traía el libro El Legionario, escrito con 750 páginas en computadora, y luego de leerlo sobre las rodillas decidí que eso no podía quedar así. Entonces, comenzamos a tocar puertas y debo decir que mi madre me dio muy buen rumbo, me dijo: Rafa ¿por qué no vas a ver a Grijalbo?, le pregunté ¿por qué?, y me contestó que Grijalbo era una editorial fundada por Juan Grijalbo, un republicano refugiado con ideas democráticas y valientes, y no nos equivocamos.
Finalmente fuimos y la edición ahora es una realidad, editorial Grijalbo lo publicó.
Así fue como El Legionario vio la luz y se convirtió en un compendio de voces silenciadas que exclamaron un grito, considerado el punto de quiebre entre El Vaticano y Marcial Maciel, quien murió rodeado de privilegios, en la opulencia y sin ser sancionado por las leyes eclesiásticas, el 30 de enero de 2008 en Jacksonville, Florida.