
Imaginemos cosas chingonas, parafraseando al “Chicharito” Hernández.
Proyectemos que por las calendas de junio 2026, es decir, dentro de 10 meses exactamente, el negocio de la FIFA considera Saltillo en el mapa como subsede de la competición mundial, y un par de selecciones europeas (o más, incluso), sudamericanas, africanas o asiáticas agrupadas en los bloques que jugarán partidos en el estadio BBVA de Monterrey (sede de tres partidos de grupo y uno más de octavos de final), recalan en la capital de Coahuila para concentrarse como equipo, alejados del bullicio de la falsa sociedad, parafraseando en este caso a José Alfredo Jiménez.
Supongamos que llega la Francia de Kylian Mbappé o la España de Lamine Yamal. Lo mínimo indispensable que podría ofrecer la ciudad a sus equipos -y sus aficionados y turistas que les siguen- es una estancia y traslado seguro. Algo básico.
Y aquí es donde viene lo interesante. Nadie parece darle importancia, pero hacia finales de la semana pasada se presentó la tormenta perfecta: de entrada, alrededor de 60 empleados resultaron intoxicados por alimentos en un hotel franquicia, de alta gama para los estándares del Municipio (una manifestación de trabajadores en días posteriores, irónicamente sobre la principal vía de acceso a la ciudad: el bulevar V. Carranza, ha puesto de relieve que podría ser mucho más profundo y transversal a la hotelería y servicios el problema).
Posteriormente se presentó un bloqueo del tráfico en la carretera Monterrey-Saltillo durante horas gracias a múltiples accidentes. Este sí, habitual independientemente de la época del año.
Y finalmente una tromba dejó vialidades cortadas en el norte del Municipio, en algunos casos hasta por 48 horas, además de afectaciones eléctricas en las zonas bajas aquejadas desde tiempos inmemoriales, urbanizadas en la desembocadura de los arroyos.
En estricto sentido, se trata de hechos (circunstancias) que no dependen propiamente de las atribuciones conferidas a las administraciones estatal y municipal, por tanto no habría espacio para la mejoría en esos ámbitos con recursos públicos en el plazo que falta para el partido inaugural, pese a existir voluntad política.
En una cáscara de nuez, el fenómeno se resume a saber por dónde arriban vía terrestre, qué comen, y por dónde transitan Harry Keane y la escuadra inglesa, por citar un ejemplo.
Dicho de otra forma: podría perfectamente suceder un combo así otra vez, en esa coyuntura, colapsar todo, y dejar mal parado a Saltillo ante los ojos del mundo. O exhibirlo tal cual es, sin la visión triunfalista que no corresponde con el paisaje, misma que predomina en el discurso oficial.
Ni se diga si por alguna razón los futbolistas rompen filas y tienen una tarde o mañana libre, y se internan a explorar más allá de la parte norte de la ciudad, la misma que no abandonan los extranjeros ni por error (y cuando lo hacen, se les advierte como protocolo de seguridad que se desplazan bajo su propia responsabilidad en sectores sin prioridad gubernamental).
Deje usted las malas caras endémicas que verán si acaso salen del hotel y se dirigen hacia cualquiera de los puntos cardinales en busca de recuerdos y víveres, toparse con un comercio netamente saltillense supondría entrar en esa dimensión desconocida que representan sus horarios de atención al público (aquellos que abren “pasaditas” las 10:30 de la mañana y hacen una pausa de mediodía a las 13:30 horas o antes, según apriete el hambre; vuelven a levantar las cortinas “despuecito” de las 15:30 para cerrar definitivamente un cuarto de hora previo a las 19:00).
Surge entonces una pregunta: a qué hora los encontrarán atendiendo en el mostrador y, si acaso hay suerte (y mercancía disponible), qué pensarán de las galerías de “farderas” y “ratas” que tapizan paredes y cristaleras de los locales a manera de muro de la vergüenza. Nuestras huellas de identidad local.
Cortita y al pie
Aderezando el entorno, por lo demás, múltiples locales en venta y renta por todo el Municipio, como apuesta regional de que pudieron más las pretensiones que la economía. Y como colofón un aeropuerto “internacional” que apenas carbura, luego de cinco años sin recibir vuelos comerciales.
¡Ay de aquel que se pierda y decida viajar más lejos, a Monclova o Torreón!
La nada en el horizonte.
La última y nos vamos
Luego de seis mil 500 muertos en las obras de construcción de los estadios en Qatar 2022, o la persecución política que dejó cientos de encarcelados previo a Rusia 2018, las carencias de Saltillo parecieran peccata minuta (y lo son, de hecho) a comparación, sin embargo, muestran lo endeble de nuestra realidad civilizatoria en su justa dimensión.