Veintiún años han pasado desde la desaparición de Silvia Stephanie Sánchez - Viesca Ortiz, y su familia continúa viviendo un infierno marcado por la incertidumbre, la impotencia y el dolor que deja la ausencia.
En una emotiva y dolorosa rueda de prensa, sus padres acompañados por integrantes del Grupo Vida recordaron que aquella noche del 5 de noviembre de 2004, a las 8:35 p.m., S les fue arrebatada de su hogar y jamás se volvió a saber de ella.
“Las personas no se desaparecen, se las llevan. Mi hija tuvo miedo y gritó… y no la escuché. Se la llevaron, y no quiero pensar qué le hicieron. Me corrió el alma”, dijo su madre Silvia Ortiz, entre lágrimas.
En el pronunciamiento, llevado a cabo desde el memorial a las personas desaparecidas, instalado en la Alameda Zaragoza, acusó a las autoridades de omisión, incompetencia y corrupción.
“Veintiún años y no hay nada. Nada que nos diga dónde está mi hija. Se inventaron historias, nos señalaron mentiras, pero la verdad no la buscan. La línea que nosotros hemos pedido seguir desde el principio nunca la investigaron”.
En su reclamo, la familia desmintió los rumores que llegaron a vincular a Fanny con grupos criminales.
“Eso ya se comprobó que es mentira. Lo dijo la Federación, lo dijeron los mismos delincuentes: mi hija no tenía nada que ver. Pero esa mentira les sirvió para justificar su falta de trabajo, para dejar el caso en el olvido”.
Los padres de Fanny, expresaron el temor de morir sin conocer el destino de su hija, como ya ha ocurrido con otros padres que fallecieron sin encontrar a los suyos.
“No queremos irnos de esta vida sin saber si está viva o muerta. Ya no pedimos milagros, pedimos respuestas. Ya basta de burlas, ya basta de indiferencia”.
La familia reiteró su llamado a la ciudadanía para que rompa el silencio y hable.
“Hay gente que sabe, que vio, y no se atreve a hablar. No saben el dolor que se siente vivir con esta angustia. No queremos que estén en nuestro lugar”.
En su voz se resume el clamor de miles de familias mexicanas que siguen buscando a los suyos: una mezcla de esperanza y desesperación que se niega a apagarse, aunque el tiempo avance.
“Hasta encontrarte, Fanny”, sentenciaron sus padres como un juramento que se niegan a romper.
