
Pekín.- La escena parecía salida de una distopía del futuro. Este miércoles 3 de septiembre, durante el desfile militar en Pekín por el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, un micrófono abierto captó una conversación inesperada entre Vladímir Putin y Xi Jinping.
Mientras caminaban rumbo a la tribuna de Tiananmen junto al líder norcoreano Kim Jong-un y más de veinte líderes extranjeros, los presidentes de Rusia y China dejaron escapar unas frases que rápidamente dieron la vuelta al mundo: hablaron de biotecnología, trasplantes de órganos, longevidad e incluso de la posibilidad de que los seres humanos puedan vivir hasta los 150 años.
Según la transmisión en directo de CCTV, replicada por CGTN, AP y Reuters, el traductor de Xi Jinping dijo en ruso:
" Antes era raro que la gente viviera más allá de los 70. Ahora, a los 70, sigues siendo un niño”.
El traductor de Putin replicó en chino:
" La biotecnología está en constante desarrollo. Los órganos humanos pueden trasplantarse una y otra vez. Cuanto más tiempo vivas, más joven te vuelves, e incluso se puede alcanzar la inmortalidad”.
A lo que Xi Jinping, fuera de cámara, respondió con calma:
" Algunos predicen que en este siglo los humanos podrán vivir hasta 150 años”.
Kim Jong-un sonreía, mirando en dirección a ambos, aunque no quedó claro si la conversación estaba siendo traducida para él.
La escena duró apenas unos segundos antes de que la realización cortara a un plano general de la plaza y el audio se desvaneciera. Sin embargo, ya era tarde: las palabras se habían difundido a millones de pantallas en todo el planeta.
La Administración Nacional de Radio y Televisión de China informó que la cobertura de CCTV fue vista mil 900 millones de veces en internet y por más de 400 millones de televidentes, lo que convirtió el incidente en un fenómeno global.
Ni el Kremlin ni el Ministerio de Asuntos Exteriores chino respondieron a las solicitudes de comentarios. Tampoco lo hizo la propia CCTV.
Más allá de la anécdota, la charla revela el interés de Moscú y Pekín en proyectarse como potencias que no solo compiten con Occidente en inteligencia artificial, energía y armamento, sino también en biotecnología y manipulación de la vida misma.
El guiño a la inmortalidad conecta con una visión de poder que busca ser ilimitado, capaz de desafiar las fronteras biológicas y apropiarse incluso de los sueños de la ciencia.