
Remover de sus funciones a siete servidores públicos municipales en Torreón, todos bajo la jerarquía del Alcalde, Román Alberto Cepeda, ¿borra la evidencia del desvío y malversación de recursos cometidos durante la Administración encabezada por él mismo (ampliamente documentada en este mismo espacio) los primeros ocho meses de 2025, y de 2022 a 2024, los cuales suman varias centenas de millones de pesos?
¿Es posible la redención cuando las cuentas públicas rezuman desfalcos en cada ejercicio fiscal? Replanteado de otra forma: ¿borrón y cuenta nueva? Peor aún: ¿se trata de un fuego purificador?
¿Era necesario, ineludible, arrojar a una jaula de fieras en la arena del circo romano, de manera ceremonial y ritual, a siete funcionarios para distraer en ellos la atención de la agenda pública y, de paso, iniciar un proceso indirecto de limpieza de la imagen del Munícipe?
¿Había un público lagunero ávido de sacrificios humanos exigiendo sangre para saciar su sed, y no escalar a cambio una protesta social de no recibir una respuesta que le complazca?
En culturas más antiguas, se trataba de apaciguar la ira de los dioses, o en todo caso halagarlos. Colocar simbólicamente siete cabezas en las esquinas superiores del edificio de la Presidencia Municipal, moderna Alhóndiga de Granaditas, ¿se debe interpretar como una ofrenda de paz, una manifestación de buena voluntad, o un acto de contrición Católica?
¿O sencillamente aplicaron la esencia del Gatopardo, de Lampedusa?: “si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”. Por lo demás, un fantasma recorre Torreón: el fantasma de Mariano López Mercado, último Alcalde depuesto en funciones, en diciembre de 1995 (a los dos años del trienio cumplidos), durante el sexenio estatal de Rogelio Montemayor.
Así como Cepeda González, es Presidente Municipal y nieto de un Gobernador (Román Cepeda Flores, 1951-1957), Mariano fue Alcalde de la misma Perla de La Laguna e hijo de un Gobernador (interino, por tres años), Raúl López Sánchez (1948-1951) para variar con la política del nepotismo y castas gobernantes en Coahuila.
Coincidentemente, el presidente Miguel Alemán representó para ambos un catalizador: impulsó al padre de Mariano a una Secretaría de Estado después de su mandato como Gobernador de Coahuila, pero defenestró el tío abuelo de Román, Ignacio, también Gobernador (aunque sólo por dos años).
Más leña al fuego: Carlos Román Cepeda González, hermano de Román Alberto, fue predecesor de Mariano en la Alcaldía de Torreón. La caída de Mariano, ocurrida vía licencia para separarse del cargo por tiempo indefinido al final de su mandato debido a “cuestiones personales”, orillada por manifestaciones encabezadas por un grupo denominado Mujeres por Torreón (las cuales se basaban en señalamientos que no representan –vistos a la distancia, aplicando un revisionismo histórico– ni la centésima parte de las tropelías cometidas por Román durante su gestión), y motivada por sus diferencias con el Gobernador en turno, significó el principio del fin de la hegemonía priista en Torreón (único partido que hasta entonces había gobernado la ciudad en la época contemporánea) o el inicio del bipardismo, según se vea, pues en los siguientes trienios que le sucedieron, hasta la fecha, el poder se repartió entre cinco administraciones panistas, y cinco priistas.
Cortita y al pie
Una de las consecuencias políticas de la defenestración avalada entonces desde Saltillo, amén del resurgimiento del sentimiento separatista-independista de La Laguna, fue el advenimiento de Jorge Zermeño como figura emergente y cabeza visible de un movimiento de oposición que impulsó las carreras de otros perfiles, luego de un interinato que desembocó en elecciones de Ayuntamiento, en 1996.
Si bien las circunstancias hoy son otras (no hay visos de rebelión local merced al regionalismo lagunero y su resentimiento con la capital de Coahuila, el panismo fue absorbido por el PRI, los principales empresarios de La Laguna apuestan a la permanencia del status quo y la protección que les brinda el Gobierno del Estado, y las próximas elecciones municipales serán hasta junio de 2027), los movimientos formalizados ayer en el Municipio entran en vigor cuatro meses antes de comenzar el proceso electoral para renovar el Congreso del Estado, el próximo 1 de diciembre.
Lo anterior es relevante por una cuestión: una vez traspasemos el umbral de la señalada fecha en 2025, entraremos en un agujero de gusano (un túnel que conecta dos puntos distantes en el espacio-tiempo) a través del cual no volveremos a salir, sino hasta el 7 de junio de 2027, un día después de la jornada electoral para renovar ayuntamientos.
Esos cuatro meses que faltan, por tanto, son definitivos para evitar que la historia se repita y particularmente las consecuencias políticas de otro “Marianazo”.
La última y nos vamos
“La pelota no se mancha”, ha dicho Maradona como frase genial para diferenciar su carrera deportiva de sus vicios personales, en su despedida como futbolista.
En el caso que nos ocupa, con los cambios realizados pero con Román al frente todavía, ¿el Ayuntamiento no se mancha?