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Ramos Arizpe, esa socialdemocracia progresista de Coahuila

Cierto es que con agua, dinero y tractor, cualquier pendejo es agricultor. Ahora bien, transpolado el dicho ranchero a la política, significaría que con suficiente presupuesto es más fácil gobernar y proponer políticas públicas en un Municipio

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Cierto es que con agua, dinero y tractor, cualquier pendejo es agricultor. Ahora bien, transpolado el dicho ranchero a la política, significaría que con suficiente presupuesto es más fácil gobernar y proponer políticas públicas en un Municipio, por ejemplo, que no con carestía de recursos.

Es el caso de Ramos Arizpe, esa risueña población del sureste de Coahuila manufacturera de tamales y pan de pulque, otrora aquejada por las moscas y devenida en urbanización industrial cosmopolita que recibe trabajadores de otras latitudes del país y del mundo, algunos de los cuales se autodenominan ya “legión extranjera” dentro de su diáspora, el colectivo más activo y visible dentro del territorio. Se ha escrito antes aquí: no es de natalidad sino de migración el asunto.

El aumento alocado de su población en las últimas dos décadas, al pasar de 50 mil en 2005 a 125 mil habitantes en 2020 (último censo disponible, aunque no sería extraño que ya sean 150 mil en 2025 si consideramos que crece a un ritmo de 25 mil por lustro), además de los ingresos propios como el ISR, producto del uso de suelo y la actividad industrial, contribuyen a una bolsa interesante que se acumula y distribuye tomando en cuenta un fenómeno social: la cabecera municipal congrega un núcleo relativamente pequeño en proporción (considerando la dispersión en más de 80 comunidades rurales) a la cantidad de fondos públicos que maneja su comuna.

Esa circunstancia permite invertir más en el área visible, a diferencia de otros Ayuntamientos que rebasan el medio millón de personas concentradas en la mancha urbana y presionan con su actividad cotidiana los servicios públicos, para los cuales no hay presupuesto que alcance.

No es Clara Brugada ni es Iztapalapa en Ciudad de México, pero Ramos Arizpe subsidia el costo de servicios, y socializa su distribución. De entrada, no tiene deuda pública, pues terminó de pagarla en octubre de 2024.

Cuenta con un albergue de mascotas y proyecta edificar un segundo centro de bienestar animal que ofrece servicios a bajo costo. Es el único en su tipo en la Región Sureste, para dimensionar.

De igual forma contempla inaugurar un centro de rehabilitación para las adicciones, el cual funcionará para todo público y será gratuito. También es pionero en la materia.

Mantiene una ruta estudiantil gratuita con camiones nuevos, y apoyos económicos directos, mensuales y en efectivo, a través de tarjetas bancarias (La Más Chida, La Más Chida Ultra y La Más Chida Plus) para personas en situación de alta vulnerabilidad o con discapacidad.

Incluso se puede permitir la inversión en acciones de tinte social como los programas En tu Escuela tú Eliges o Enchúlame la Casa, o hasta eventos identitarios como el Ramos Fest.

Un laboratorio de políticas públicas aplicadas en tiempo real se desarrolla en Ramos Arizpe: por un lado el Gobierno municipal hace lo que debe, social y electoralmente hablando, sin embargo por el otro existe una población que ya no es flotante como años atrás lo era, sino establecida, impermeable a los esfuerzos locales por integrarles a la cultura del sureste de Coahuila; en números, la Región más priista del país.

Al municipio toca enfrentar un fenómeno superior al de Ciudad Acuña en su día: la migración masiva y descontrolada de sureños que llegaron a trabajar y asentarse dentro del ecosistema agreste por excelencia.

Primero individualmente y después en grupos. Ya no sólo son trabajadores desvinculados del medio, sino forman capital social y redes de apoyo. Unos atraen a otros como las “familias muégano” que definió en su día Germán Dehesa, en un éxodo hacia donde la descomposición social es todavía menor; a un corredor político ajeno al centralismo guinda que desde 2018 permea en gran parte del territorio nacional, con especial acentuación en el altiplano y sureste.

El grueso poblacional, no obstante, tiene teflón a los estímulos oficiales, a juzgar por la última encuesta de Mitofsky sobre aprobación ciudadana. Hoy pesa más su identificación cultural, convertida en desafección política.

A la sociedad tradicional, predominantemente rural, históricamente de generales revolucionarios, llegó de fuera una idiosincrasia distinta: de guetos y vivienda multifamiliar en zonas urbanas periféricas, con los vicios y problemas que genera la interacción además de procesos naturales como la presión a los servicios públicos, y la demanda de asistencia médica y educativa, principalmente.







Cortita y al pie

Pese a ello, Ramos Arizpe es la ciudad más competitiva del estado, y la segunda que más aporta al Producto Interno Bruto, misma que representa el motor industrial de Coahuila (por su parte, lugar 7 de 32 con mayor aportación al PIB nacional). Como zona metropolitana, gracias a su aporte, Saltillo es una de las más competitivas de México.

El 80% de la población total en el Municipio, una cifra cercana a los 110 mil y extraordinaria de por sí, son derechohabientes del IMSS y una tercera parte de ellos (alrededor de 35 mil) trabajadores foráneos; en su mayoría de Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Guerrero, quienes llegan a ocupar vacantes en actividades por lo regular terciarias en la vida industrializada del norte.

El salario base de cotización promedio de los puestos de trabajo afiliados al Instituto se cotiza muy por encima de la media nacional, lo cual pone a la ciudad como la segunda del país donde mejor se paga, formalmente, sólo por debajo de San Pedro Garza García, Nuevo León.

Eso explica que los desplazamientos por empleo no cesen. Es entonces Ramos Arizpe víctima de su propio éxito, parafraseando a Samuel García.







La última y nos vamos

Aumentó 150% su población en 15 años y a sus 45 de edad, Ramos Arizpe ya es la sexta ciudad más poblada de Coahuila y además, ideológicamente progresista y socialdemócrata en los hechos aunque no lo presuman así sus autoridades, capaz de soportar un revisionismo teórico a diferencia de otras que se precian de serlo y se quedan sólo en propaganda.

Acaso lo mejor de todo: no necesita de los falsarios de Morena o cualquier rémora partidista de seudoizquierda populista y demagoga para consumarlo.

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