Ciudad de México.— El mundo del jazz está de luto. Chuck Mangione, reconocido trompetista y compositor estadounidense, falleció mientras dormía el pasado 22 de julio, a los 84 años de edad, según informó una fuente cercana a la revista People.
Mangione deja un legado imborrable con más de 30 álbumes en su trayectoria y 14 nominaciones al Grammy, consolidándose como una figura clave en la evolución del jazz contemporáneo.
Un sonido que marcó una época
Su tema más emblemático, Feels So Good, se convirtió en un himno musical a finales de los años 70. El álbum homónimo alcanzó el segundo lugar en el Billboard 200 y fue certificado doble platino por la RIAA, reafirmando su impacto comercial y artístico.
Otros de sus temas más recordados incluyen Children of Sanchez Finale, Chase the Clouds Away —usado en los Juegos Olímpicos de 1976— y Give It All You Got, que fue parte de la banda sonora oficial de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1980 en Lake Placid, Nueva York.
De Rochester para el mundo
Nacido y criado en Rochester, Nueva York, Mangione inició su carrera musical junto a su hermano Gap con el grupo The Jazz Brothers. Ambos grabaron tres álbumes bajo el sello Riverside Records.
Tras estudiar en la prestigiada Eastman School of Music entre 1958 y 1963, Chuck se unió a los Jazz Messengers de Art Blakey, donde fue influenciado por leyendas como Clifford Brown y Lee Morgan.
Un legado más allá del jazz
Además de su talento como intérprete, Mangione también se desempeñó como director del Eastman Jazz Ensemble y colaboró con la Rochester Philharmonic Orchestra. Su álbum Friends and Love (1970) marcó uno de los momentos más innovadores de su carrera.
En 1980, la revista Current Biography declaró que Feels So Good era la melodía más reconocida desde Michelle de The Beatles, y muchas estaciones de jazz en EE. UU. la catalogaron como la mejor canción del género de todos los tiempos.
Más que un músico: una figura cultural
Mangione también incursionó en la televisión al aparecer como él mismo en la serie animada King of the Hill, y compuso música para cine, como la banda sonora de Los hijos de Sánchez. Incluso escribió Belavia, una pieza dedicada a su madre.
Sus composiciones traspasaron fronteras: algunas se usaron para cerrar transmisiones televisivas en Uruguay hasta finales de los años 80.
Chuck Mangione se despide del mundo, pero su música seguirá sonando como un eco suave y eterno. Un legado que, como su trompeta, aún vibra con fuerza.
