Por: Luis Carlos Plata
Hay de negocios a negocios, pero mover montículos de tierra de un lugar a otro, acaso el más sencillo de todos, representó una oportunidad para facturar 214 millones 170 mil pesos al Ayuntamiento de Torreón en tiempos de Román Alberto Cepeda con una misma empresa: Sigue Infraestructura y Transporte, S.A.P.I. de C.V.
La trama comenzó el 29 de marzo de 2022, es decir, a los 88 días de iniciado el trienio en la Alcaldía, y concluyó el 31 de enero de 2025, justo el día antes a que Raúl Sifuentes Guerrero, actual titular de la Unidad de Inteligencia Financiera del Gobierno de Coahuila, fuera nombrado para el cargo mencionado (este dato, como se desarrollará más adelante, es fundamental en la trama).
Durante 34 meses del calendario se mantuvo activo el dispendio, a un ritmo de 6.3 millones de pesos mensuales desviados en promedio.
La coartada para expoliar el erario municipal ha sido una supuesta recolección de escombro que, dicho sea de paso, no se puede verificar ni auditar. Se trata de contratos para “servicio de carga y autotransporte de escombro y residuos vegetales de los puntos de gestión ambiental y/o áreas afectadas con destino a sitios autorizados por el Municipi
o”. Dicho de otra forma: para facturar no se necesita producir o entregar un bien, ni prestar un servicio. Es, en los hechos, un trabajo de Sísifo moderno y altamente redituable. Los primeros pasos en esa dirección los dio Jorge Zermeño Infante, expresidente Municipal de Torreón, quien mostró la ruta y fue pionero en el asunto.
En su mandato 67.5 millones de pesos fueron cobrados por ese rubro con una sociedad mercantil, Vértice de La Laguna, vinculada con el yerno de Eduardo Sáenz Herrera, a la sazón director de Servicios Públicos del Municipio, lo cual generó un claro conflicto de interés.
La persona moral se creó dos meses después de que Zermeño asumió la Presidencia Municipal, en febrero de 2018, y se inscribió en el padrón de proveedores y contratistas al iniciar éste su segundo periodo consecutivo, en enero de 2019, manifestando que su giro ante el SAT era el alquiler de viviendas no amuebladas, oficinas y locales comerciales.
Ellos fueron los pioneros de la actividad impensada para volverse millonario: traslado de escombro.
Román Alberto Cepeda, en cambio, triplicó la cifra. Se fue grande. De acuerdo con la facturación de la Presidencia Municipal de Torreón en poder de quien esto escribe, Sigue Infraestructura y Transporte ha recibido un total de 214.1 millones de pesos durante su gestión.
En 2022 fueron 47 millones 195 mil 502 pesos producto de 19 comprobantes fiscales, otros 51 millones 405 mil 192 pesos en 2023 a razón de 20 documentos, y 96 millones 394 mil 844 pesos más en 2024 vía 27 certificados. Para completar los montos por cascajo que justifiquen el costo, se requerirían toneladas producto de una demolición masiva de la ciudad.
El equivalente a que La Perla de La Laguna hubiese afrontado una guerra nuclear en su territorio. Casualmente un solo proveedor ha sido favorecido año con año: Sigue Infraestructura y Transporte, persona moral vinculada con otras como Sigue Construcciones, Sigue Servicios, Sigue Inmobiliaria y Sigue Triturados.
“Sigue”, cabe señalar, es acrónimo de Sifuentes y Guerrero, apellidos de la familia de Raúl, dueños en documentos de la referida sociedad mercantil creada en Torreón el 7 de junio de 2017 aunque con domicilio en Gómez Palacio, Durango, la cual tiene por objeto social “toda clase de obra civil”. Según su acta constitutiva, los hermanos Juan Jaime y José Antonio, de apellidos Sifuentes Rivera, de 36 y 32 años de edad respectivamente, son socios por partes iguales. Hijos a su vez de Juan Jaime Sifuentes Guerrero; sobrinos del mencionado Raúl.
Ahora bien, Juan Jaime Sifuentes Rivera es socio de Raúl en Constructora Sigue, empresa domiciliada en San Pedro de las Colonias. Cortita y al pie Y aquí viene lo interesante.
En las horas previas a que Sifuentes Guerrero se pusiese la cachucha de la Administración estatal el 1 de febrero de 2025, “Sigue” presentó un total de ocho comprobantes fiscales a la Tesorería del Municipio de Torreón por una suma de 19 millones 175 mil 165 pesos.
Le tomó 21 minutos facturar cantidades prácticamente semejantes (2 millones 161 mil pesos, 2 millones 183 mil y 2 millones 190 mil, por ejemplo) por el mismo concepto, entre las 14:03 y las 14:24 horas. Al día siguiente, alrededor del mediodía, fue presentado Raúl Sifuentes Guerrero como funcionario en la Secretaría de Gobierno.
Desde entonces, ya con el nombramiento en la mano, cesó el saqueo.
La última y nos vamos En el tema del escombro, por si fuera poco, no existe ninguna consideración para triturarlo ni disponerlo de forma especial o ecológica; se trata, oficialmente, de acarrearlo en viajes desde los centros de transferencia en la zona urbana de Torreón, hacia su presunto destino final en el Cañón del Indio. Para justificar el derroche, en Torreón tendrían que demoler La Muralla China y convertirla en cascajo, o aniquilar 75 Distribuidores Viales como el Revolución (el cual representó 14 mil metros cúbicos de residuos en 2008) a fin de sumar la cantidad equivalente al dinero gastado por el Ayuntamiento.
Miles de acarreos con camiones llenos, usualmente de 6 metros cúbicos de capacidad, de lunes a domingo sin parar, durante 34 meses consecutivos. Algo a todas luces desproporcionado, por no decir imposible. Si 67 millones de pesos fueron simulados en limpieza de terrenos baldíos, otros $214 millones en traslado de escombro se suman a la cuenta. Negocio redondo.
@luiscarlosplata
